LAS STAN SMITH VUELVEN PARA QUEDARSE
Las Stan Smith de Adidas vuelven (para quedarse)
De icono generacional a fenómeno de masas, las míticas
zapatillas vuelven en su mejor versión: la de siempre
“Mucha gente piensa que
soy un zapato. Ni siquiera saben que yo era tenista. La zapatilla ha cobrado
vida propia por encima de mí”. Tal y como reconoce Stan Smith –el de verdad, el
de carne y hueso–, las emblemáticas zapatillas de Adidas que llevan su nombre
han trascendido el mito de su creador para hacerse ellas mismas más grandes,
como una vieja leyenda de mitología griega que transcurriera en nuestros días.
El retorno de las Stan Smith
En 1965 Adidas diseña una zapatilla para Robert Haillet, uno
de los mejores tenistas del momento. Pero seis años más tarde, cuando la
estrella de Haillet comenzaba a languidecer, la firma le propuso al jugador
americano Stan Smith rediseñar el modelo y ponerle su nombre. Y ahí comenzó
todo. Las tres sutiles bandas perforadas, que emulaban al clásico símbolo de la
marca; la suela verde, un guiño al césped de las pistas de tenis; y la firma
del deportista en la lengüeta, se convirtieron desde el principio en elementos
icónicos y, aunque con los años se fueron introduciendo modificaciones y
modelos renovados, aquella zapatilla blanca sigue siendo la clásica Stan Smith.
“Mucha gente piensa que soy un zapato. Ni siquiera saben que
yo era tenista. La zapatilla ha cobrado vida propia por encima de mí”
Stan Smith
Hoy, con más de 30 millones de pares vendidos, las
zapatillas de Adidas continúan siendo un icono generacional. En los 80´s se
desató la fiebre: niños bien, yuppies con ademanes cool y estrellas del rap las
llevaban por igual. Es difícil encontrar a alguien en la treintena que no tenga
un recuerdo asociado a ellas. Sara Fernández de Castro, estilista de Vogue
España, nos desvela el suyo: “Tuve mis primeras Stan Smith con 10 años. Mis
hermanas eran más mayores y en esa época no eras nadie si no las llevabas. Yo
las veía a ellas y también las quería pero tardé muchísimo tiempo en
encontrarlas. Recuerdo el día perfectamente: estaba de vacaciones en el Algarve
y las encontramos en una tienda diminuta, ¡eran blancas y verdes, lo más!”,
recuerda. Cristina R. Montesinos, redactora de Vogue.es, tiene un recuerdo
parecido: “Fueron un básico en mi época preadolescente. Como en el colegio
llevábamos uniforme, el único reducto de personalidad eran las zapatillas de
deporte en clase de gimnasia. La mayoría de las niñas tenían las Stan Smith en
azul marino, pero mi tía me las trajo de Estados Unidos en amarillo y causaron
sensación. Tuve que tirarlas de tanto ponérmelas”, confiesa.
Pero las Stan Smith son –y han sido también– un fenómeno
global que no ha entendido de fronteras, así que es bastante fácil encontrar
testimonios de fidelidad a las zapatillas fuera de nuestras fronteras. “He
tenido Stan Smith desde que era una niña. Solía jugar al tenis en un club en
París y eran las zapatillas que llevaba siempre”, revela Caroline de Maigret,
adicta a las sneakers en general y al legendario modelo de Adidas en
particular.
A principios de este año, las Stan Smith volverán a ser
relanzadas en sus versiones más clásicas. El reto es ahora comprobar si
seguirán siendo tan icónicas como ya lo eran y si serán capaces de desbancar a
otras míticas zapatillas que parecen vivir ahora una segunda juventud, como las
Freestyle de Reebok o las 410 de New Balance. Sin embargo, todo parece apuntar
a que la fiebre por la austeridad más clásica volverá a repetirse, quizá porque
precisamente su perfil depurado es capaz de adaptarse a casi cualquier estética
o quizá porque pocas cosas son tan poderosas como apelar a los recuerdos
(estéticos) para volver a desearlas.
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